¡A la tercera! Pero lo importante es que Clara ya tiene plaza fija. Con mucho flou y la ayuda de su profesor consiguió su sueño: obtener esa plaza tan deseada. Hubo momentos de ¡no puedo más! Como le pasa a cualquiera cuya cita recurrente son los libros, pero finalmente superó la Oposición de Maestro de Educación Primaria.
La ‘profe’ ya fluye a pleno rendimiento en un CRA (Colegio Rural Agrupado) cerca de Teruel y, como ocurre en muchas áreas rurales, hace malabares enseñando a alumnos de diferentes edades en una misma aula. Con un contacto muy cercano a todos ellos, seguramente les deje huella mientras disfrutan del proceso.
Una maestra multitarea
Este curso se ha incorporado al centro de “un pueblo muy pequeñito” en el que es la tutora e imparte clases de “mates, lengua, cono [Conocimiento del Medio], plástica, valores…”. Solo se queda al margen de inglés o música y con tanto ajetreo… ¡se merece esas horas libres! Recalca que su tarea es también enseñar a los niños “a ser y estar”, a “convivir con sus compañeros” y a asumir las normas sociales. Siempre disfrutando.
Divido la pizarra, pongo unos ejercicios a unos mientras atiendo a otros y enseño el idioma a dos niñas ucranianas que llegaron este verano.
Por si esa experiencia tuviera poca dificultad, el doble tirabuzón lo da al organizar las clases para niños de 3º, 4º, 5º y 6º de Primaria. La formación de 9 niños -7 marroquíes y 2 ucranianos- depende de ella, que sin duda lo está haciendo genial.
La multiculturalidad es parte de su día a día, en el que es multitarea y compartimenta las atenciones a unos y otros alumnos. “Divido la pizarra, pongo unos ejercicios a unos mientras atiendo a otros y enseño el idioma a dos niñas ucranianas que llegaron este verano”, subraya. ¿Aburrimiento? ¿Qué es eso? A Clara no le da tiempo porque, aunque las matemáticas son universales, antes de que estas últimas estudiantes regresen a una programación lectiva igual a la del resto de niños de su edad les toca comunicarse “con el traductor y pictogramas”.
Si tiene alguna pega, es que nadie te prepara para estos casos, en los que los cursos se acumulan. Pero si superó unas oposisisiciones también es posisisitiva. Ella y sus alumnos aprenden y evolucionan juntos con mucho flou.
Con la academia que nunca para
Al igual que sus estudiantes se acordarán de ella, Clara no se olvida de la academia que nunca para. Una vez que ha conseguido la estabilidad laboral que todo el mundo quiere reconoce que su profesor le ayudó mucho con la parte de la programación. “Siempre me había costado mucho y tenía peor nota”, comenta, recordando que en sus dos primeras ohposiciones presentó la misma con algunos cambios.
La programación se le resistía pero su profesora de Flou la ayudó a organizar temáticas y logró un 8,5 del tribunal.
Para su tercera quedada con el tribunal inició otra de cero. “La enseñé en una de las tutorías y me hizo bastantes recomendaciones, practicamos la presentación…”, destaca.
Su persona de referencia en la academia con más ritmo le decía “de este tema no hables tanto, haz más referencias a este otro que es más importante, esto no lo nombres para no definirlo tanto y así sabes por lo que te van a preguntar y lo llevas preparado…”, enumera Clara. Gracias a esa colaboración y a su dedicación al proyecto, para el que también le fueron de ayuda nuestros casos prácticos, hizo match con el tribunal sacando un 8,5.
La importancia de perseverar
Si hay gente con Flou, sin lugar a dudas, entre esa gente está Clara, que perseveró y disfrutó hasta conseguir su objetivo. Antes había aprobado, pero sin plaza. No obstante, ya había pasado por otros CRA para hacer sustituciones y cuando se incorporó a su puesto actual sabía más o menos cómo serían sus dinámicas de trabajo.
Clara se incorporará a su destino definitivo “el año que viene”.
Encantada con todos los proyectos a pesar de lo duro de tener un grupo de alumnos tan variado, Clara está “en prácticas” por lo que conocerá su destino definitivo “el año que viene”. En este examen de la vida sí se puede copiar, ¿te apuntas?